He cruzado océanos de tiempo para encontrarte.

Yo no creía en el amor. Lo consideraba una pérdida de tiempo, una tontería, algo pasajero. Consideraba a los enamorados unos exagerados y unos plastas. No me gustaba esa sensación. Más bien, no me gustaba la idea de esa sensación, porqué realmente nunca la había sentido, ni quería sentirla. Probablemente porque me daba miedo. No quería arriesgarme a sufrir, prefería quedarme resguardada tras mi coraza, protegida. No quería tener que depender de nadie para ser feliz, prefería la soledad. Estaba muy cómoda en mi mundo de paz y tranquilidad, sin quebraderos de cabeza, sólo yo y mis libros, en mi mundo. Pero llegaste tú, y tenías que estropearlo todo. Tenías que atravesar mi coraza y llegar hasta lo más hondo. Porqué eso hiciste, la atravesaste completamente, te resultó tan fácil...Y te odio por ello. Te odio por aparecer de repente y cambiar mi vida, por llegarme de una forma tan especial, por hacerme sentir bien día tras día, por estar a mi lado apoyándome,siempre. Te odio porque eres el único que ha conseguido ablandar mi corazón de piedra, y te odio por no poder odiarte. Porqué eres lo mejor que me ha pasado en la vida y porqué te quiero como nunca antes había querido a nadie.

Yo no creía en el amor, tampoco sabría definir ese concepto y dudo que nadie sepa. Pero creo en ti y eso para mi es suficiente.

Puedes hacerlo mejor que yo.

El amor nos ciega, vuelve invisibles las imperfecciones de los demás y engrandece las que vemos en nosotros mismos. Pero si lo planteamos a la inversa, podemos pensar que, en ese caso, nuestras imperfecciones serán invisibles para quien nos ama.
En una relación no solo importa lo que uno siente por el otro, también es importante lo que uno hace que el otro sienta hacia si mismo.
Para poder querer a alguien, primero debes aprender a quererte a ti mismo.

  

Una mirada.

Hay muchas maneras de mirar a alguien. Se puede mirar con admiración, de abajo a arriba, o con desprecio, de arriba a bajo. Pero todos deberíamos mirar a las personas a los ojos, directamente. Es algo que uno aprende con el tiempo, a medida que la vida te enseña lecciones.  Hay gente que debería dejar de mirarse desde arriba y aprender a mirarse también desde abajo. Porque lo único que debemos hacer es mirarnos desde dentro, mirar en nuestro interior y vernos tal cual somos. 

Lo que no te mata, te vuelve paranoico.

Atrapada en mi propia mente, sin plan de huida, aturdida por la duda y con mis obsesiones como única guía. Esas obsesiones que te envuelven en una espiral y te hacen caer al vacío. La realidad da paso a la ansiedad, cambiando de forma al igual que un contorsionista de circo. Empiezo a darme cuenta de que el peor lugar para perderme es en mi propia cabeza.

Un amigo de verdad te apuñala de frente.

Un amigo de verdad siempre está ahí, sin otra prioridad que la amistad misma. Contamos con nuestros amigos para que nos animen en momentos bajos, para que nos pongan los pies en la tierra en momentos de euforia, y lo más importante, para que estén ahí siempre que necesitemos algo, lo que sea. Ya no estaba muy segura de quienes eran mis amigos, pero sí de que los necesitaba.

Rozando la felicidad.

Su olor se me había quedado prendido en el pelaje. Se aferraba a mí como queriendo recordarme la existencia de un mundo distinto. Me había acercado demasiado. Mis instintos me prevenían de hacer una cosa semejante, sobretodo después de lo que había sucedido con aquel chico.La dulzura del verano en su piel, la cadencia casi familiar de su voz, la sensación de sus caricias. Todo mi cuerpo cantaba con el solo recuerdo de su proximidad.

Estábamos demasiado cerca.

Y no podía apartarme.

Flow my tears.

Llueve. Las gotas de agua chocan contra el cristal de mi ventana creando una triste melodía. Me sumerjo en la melancolía y viajo a otro mundo. A mi mundo. Ese en el que me encuentro a gusto y me relajo. Allí, abro mi libro y poco a poco, a medida que paso las páginas, siento cómo desaparezco, cómo me adentro en la historia, cómo me atrapa y no pongo resistencia, solo me dejo llevar. Las gotas continúan llamando a mi ventana. Parece que quieran atravesar el cristal y colarse dentro, pero se estrellan sin éxito y caen, deslizándose, formando surcos en mi ventana. Me encanta observarlas y jugar a adivinar cuál de ellas llegará antes al final de su recorrido, mientras me pregunto cuál será el final del mío. 

Si tú te caes, yo me acuesto a tu lado.

Daría cualquier cosa por volver a esos momentos, todo a cambio de un segundo juntos, porque cuando todo empieza a ir mal lo único que deseo es volver a tu lado y abrazarte fuerte... 
Quiero volver a esos días donde sólo hacía falta una mirada para hacernos sonreír, donde el tiempo pasaba sin que nos diéramos cuenta y todo lo demás no importaba, sólo nosotros. Y quiero hacer de estos días junto a ti momentos que no pueda olvidar jamás... 
Tienes esa magia en la mirada que me hace no poder mirar a nadie más, esa magia en los labios que me hace extrañarlos cuando no los puedo besar, esa magia en las manos que al recorrer mi cuerpo y me hacen volar... Y es que no hay nada más mágico que un segundo a tu lado, porque MAGIA eres tú... 

En tiempos de desdicha y sufrimiento, te abrazaré, te acunaré y haré de tu dolor el mío. Cuando tú lloras, yo lloro, cuando tú sufres, yo sufro. Juntos intentaremos contener el torrente de lágrimas y desesperación, y superar los misteriosos baches de la vida. 

(El Diario De Noah.)

           El tiempo que quiero pasar contigo no se puede medir.

                                                                                        Comencemos por un SIEMPRE.

Aún busco ese lugar en el que me comprendan.

Camino, y camino, sigo caminando, y vuelvo a caminar. Todo a mi alrededor esta cambiando. Es un cambio brusco, pero no es desagradable. Me gusta. Me siento bien en este lugar, comprendida. Aquí se puede ser uno mismo, puedo cantar a mi manera mientras avanzo dando saltos, puedo gritar sin motivo aparente, puedo tirarme al suelo y rodar hasta que algún árbol me frene, puedo hablar con todos y no hablar con nadie. Puedo caminar en cualquier dirección sin saber a dónde me dirijo, porque al fin y al cabo, da igual la dirección. Siempre se llega a alguna parte si se camina lo suficiente.
Puedo hacer lo que me plazca, sin miedo a que me tomen por loca. Porque aquí todos estamos locos. Los cuerdos no son bienvenidos a este lugar, no nos caen bien, no les comprendemos. 
Aquí todos los días se celebra algo. No hay preocupaciones mayores que la de saber si queda azúcar para el té. Da igual si es de noche o de día. Si hace frío o calor. Si es invierno, verano, otoño o primavera. La felicidad no entiende de estaciones del año. La felicidad es...feliz. Y deberíamos poder serlo todos. Me gustaría poder serlo...Que diablos! Voy a serlo! Lo soy! SOY FELIZ. 

-Dónde se encuentra la felicidad?

+A veces por aquí, otras por allá, pero siempre puedes encontrarla si vas por acullá! 

Un precio razonable.

Más allá del misterio y la belleza, la mecha de todo amor verdadero la prende un detalle insignificante a ojos de los demás, pero que desata un huracán que arrasa lo que uno había sido hasta entonces.

Amar es morir.
Cuando te cuelgas de alguien hasta el fondo, lo que has sido antes muere para renacer como una criatura frágil y vulnerable. Nos convertimos en esclavos de aquello que amamos, y a un destello de felicidad siguen mil tormentos que aun así son un precio razonable para abrazar el paraíso.