25/3/12

Rozando la felicidad.

Su olor se me había quedado prendido en el pelaje. Se aferraba a mí como queriendo recordarme la existencia de un mundo distinto. Me había acercado demasiado. Mis instintos me prevenían de hacer una cosa semejante, sobretodo después de lo que había sucedido con aquel chico.La dulzura del verano en su piel, la cadencia casi familiar de su voz, la sensación de sus caricias. Todo mi cuerpo cantaba con el solo recuerdo de su proximidad.

Estábamos demasiado cerca.


Y no podía apartarme.