Ojalá no tuviéramos que crecer. La niñez es el tesoro más valioso y debería poder conservarse toda la vida. Pero por desgracia, cada vez se pierde antes.
-De eso hace ya mucho, mi vida -dice Wendy-. ¡ Ay, cómo vuela el tiempo!
-¿Vuela -pregunta la astuta niña-, como tú volabas cuando eras pequeña?
-¡Como yo volaba! ¿Sabes, Jane? A veces me pregunto si realmente volaba.
-Sí, sí que volabas.
-¡Qué días aquellos cuando podía volar!
-¿Por qué ya no puedes volar, mamá?
-Porque he crecido, mi amor. Cuando la gente crece se olvida de cómo se hace.
-¿Por qué se olvidan de cómo se hace?
-Porque ya no son alegres ni inocentes ni insensibles. Sólo los que son alegres, inocentes e insensibles pueden volar. -¿Qué es ser alegre, inocente e insensible? Ojalá yo fuera alegre, inocente e insensible.
(Y aquí, justo aquí, es cuando me pongo a llorar como una niña pequeña a la que se le ha escapado su globo.)